Úrsula

Cómo no conseguí que la sirena me cambiara su cola por mis piernas, se me ocurrió que podía ir a visitar a Úrsula, la bruja del mar. Así que fui a su cueva sin perder un segundo.
Cuando llegué, ya me estaba esperando. Qué profesionalidad y que bonita tiene la cueva.

Le expliqué que quería tener una cola de sirena y vivir bajo el mar (bajo el mar!) porque vivir en la superficie es un rollo y yo quiero que mi mejor amigo sea un pez, porque es el sueño de mi vida.
Me dijo que ella podía hacer eso, pero que a cambio quería algo de mi...

Salimos de la cueva, donde ella me hizo un número musical para explicarme que, a cambio de darme una cola de sirena, tenía que pagarle y no poco, precisamente. Le dije que en estos casos lo típico era cambiar cola por voz, pero se ve que mi don para cantar no la emocionó.
Así que, le dije que me lo tenía que pensar, y la deje refrescándose en el mar.